Tener plantas en casa es algo muy agradable, sobre todo si desprenden aromas que embriagan nuestros sentidos, como el romero. Es una de las plantas aromáticas más versátiles, sobre todo por sus propiedades medicinales. Sin embargo, aunque es una planta perenne, a veces puede marchitarse rápidamente si no se cuida adecuadamente. He aquí cómo cuidar esta planta.
He aquí algunas reglas muy sencillas para que esta planta perenne perdure y siga perfumando su interior.
Plantaciones de romero
¿Cómo conservar el romero para que dure mucho tiempo?
Mantener viva tu planta herbácea el mayor tiempo posible depende de cómo la mantengas. Para ello, te proponemos que apliques los siguientes tratamientos para seguir disfrutando de su aroma, que nada tiene que envidiar al perfume de una buena planta de lavanda o de lirio de la paz.
- Ten en cuenta la luminosidad de tu romero
Aunque el romero tolera zonas muy sombrías, crece mejor a pleno sol. Si lo traes al interior, prefiere colocarlo en un lugar bastante soleado. - Tenga en cuenta los requisitos del suelo para cultivar romero
Debe evitarse el suelo húmedo para que las plantas de romero prosperen porque, aunque son muy tolerantes a la mayoría de las condiciones a las que están expuestas, el suelo demasiado húmedo es perjudicial para ellas. Lo mejor es favorecer los suelos arenosos y bien drenados.
El romero prefiere un suelo bastante calcáreo que le permita resistir más y producir hojas pequeñas y fragantes. Evite los suelos mal drenados, como los arcillosos, que pueden ser fatales para el romero en invierno.
El periodo de floración favorece el buen crecimiento de la planta, por lo que es el momento ideal para abonarla con regularidad. Si desea cosechar el mejor follaje, utilice abono líquido una vez al mes de abril a septiembre.
plantar romero
- El riego adecuado para que el romero dure
Conviene saber desde el principio que el romero no necesita mucha agua porque es una planta especialmente resistente a la sequía. Sólo hay que regar la planta si la tierra o el compost están completamente secos.
También es importante tener en cuenta que regar en exceso hará que las puntas verdes de las hojas se oscurezcan. Regar demasiado sólo conseguirá pudrir las raíces, lo que provocará la muerte de la planta. En cuanto note las puntas marrones, deje de regar inmediatamente y deje que la tierra se seque por completo antes de regar con moderación.
- Tenga en cuenta las temperaturas para proteger el romero
Como ya se ha mencionado, el romero prefiere principalmente el sol. Nada más sorprendente para una planta originaria de la cuenca mediterránea, donde el clima es templado. Pero durante los inviernos rigurosos es otra historia, ya que es en estas condiciones cuando la planta necesita estar aún más protegida y resguardada. Si bien es cierto que puede soportar las heladas y las bajas temperaturas, no puede soportarlas más si el frío va acompañado de humedad y viento. Además, las plantas en maceta suelen ser menos resistentes a estas condiciones que las plantadas.
Es más, una planta joven sólo se vuelve resistente, es decir, resistente al frío, si tiene más de 3 años. Es entonces cuando necesita más protección en invierno.
Para hibernarlas bien, lo mejor es mantenerlas en macetas en el interior. Si prefieres dejarlas al aire libre, asegúrate de ponerlas en una zona sombreada para evitar el impacto de los vientos helados. Así que no dudes en utilizar macetas para proteger tus plantas de romero.
Planta de romero
- Proteja el romero de los insectos
Aunque el romero es especialmente resistente a los insectos y otros tipos de parásitos, es esencial mantenerlo, sobre todo si lo atacan orugas o escarabajos de las hojas. Puede eliminar los insectos a mano y tratar la planta con jabón negro. - Administrar el tamaño de la planta de romero
Romero en maceta
Mantener su romero para que viva más tiempo también significa no olvidar un criterio que a menudo se pasa por alto: el tamaño de sus ramas. Las ramas más débiles deben podarse, así como las que se han vuelto demasiado flojas o demasiado grandes. Conviene entonces podar la planta a nivel de los tallos laterales, preferentemente durante el invierno o después de la floración.