Si no tienes un huerto pero quieres plantar tomates, debes saber que es totalmente posible cultivarlos en una maceta para ponerlos en el balcón. Sólo tienes que seguir este procedimiento de jardineros experimentados.
Plantar tomates en macetas: así se hace paso a paso
Empieza por elegir una maceta grande de 30 a 40 cm de diámetro. A continuación, entierra las semillas a poca profundidad en tierra blanda. Una vez que las semillas hayan germinado, espere a que los brotes jóvenes alcancen una altura de 10 a 15 cm antes de trasplantarlos. Cuando estén bastante vigorosos, se trasplantarán a macetas individuales con tierra compuesta por dos partes de tierra y una parte de arena.
Ahora que tus tomateras han empezado con buen pie, debes asegurarte de que reciben suficiente luz. Para ello, instala tu maceta frente a la luz solar directa de modo que la planta reciba al menos 12 horas de luz cada día. Durante el invierno, instale un sistema de iluminación adicional a una distancia de 30 cm de las plantas. También hay que tener cuidado con las corrientes de aire, que pueden dañar las tomateras.
Riegue regularmente
Para tener tomateras sanas y vigorosas, es necesario mantener la humedad del suelo sin empaparlo ni secarlo nunca. Al regar, evita mojar el follaje y riega sólo la base del tomate. En épocas de calor, riegue cada uno o dos días. También desaconsejamos utilizar un depósito de agua. Puede provocar un estancamiento de humedad que puede pudrir las raíces de tus tomateras.
Fertilice sus tomateras
El tomate es una planta que necesita mucho mantenimiento para tener una buena cosecha. Aunque prepares la mejor tierra para cultivar tus tomates, puedes reforzarla aplicando abono. Para ello, tus tomateras no necesitan mucho abono. Necesitas fertilizarlas cada 15 días para que puedan absorber correctamente los nutrientes del abono.
Más consejos
Si desea mantener el sustrato húmedo, no dude en empacar la superficie de la maceta.
También puedes colocar un platillo debajo de la maceta para que tus tomateras puedan extraer agua de la reserva. De este modo, la tierra se mantiene húmeda sin secarse.