Esta bebida fermentada, cremosa y fácil de preparar en casa, es un excelente probiótico que facilita la digestión y refuerza las defensas del organismo. En turco, kéfir significa « bendición » y se consume desde hace milenios en la región del Cáucaso.

Los gránulos utilizados para fermentar la leche y la bebida resultante se llaman kéfir. Los gránulos se utilizan para fermentar leche fresca o agua y azúcar.

El kéfir de leche es rico en bacterias beneficiosas, calcio, proteínas y vitamina B12. Una de las ventajas de esta bebida es que contiene poca lactosa, que se convierte en ácido láctico y evita intolerancias. Además, los granos de kéfir contienen alrededor de 400 millones de microorganismos por gramo, más de la mitad de los cuales son bacterias Lactobacillus.

El kéfir ayuda a regenerar la flora intestinal y es útil contra la indigestión, la candidiasis, el estreñimiento y la diarrea, pero también para estimular las defensas del organismo.