Si las rayas en el suelo son lo que te molesta, el principal problema no radica tanto en el detergente que usas o en la forma en que cepillas la fregona, sino en la propia fregona.
Partamos de la base de que, sea cual sea el material, sería recomendable utilizar un detergente neutro y natural: el jabón de Marsella, disuelto en un cubo de agua tibia, por ejemplo, es perfecto en cualquier superficie. En los más resistentes, también podemos adoptar una solución a base de vinagre o bicarbonato de sodio, hasta que se mezclen para un efecto de limpieza y desengrasado aún más decisivo.
Pero dicho esto, no siempre estamos satisfechos con los resultados que obtenemos y notamos imperfecciones, como si el paso del trapo hubiera dejado su huella.
Entonces vamos a repasarlo por segunda vez, ¡con resultados aún peores!
¿Cómo evitar que esto suceda? ¡Simplemente con un puñado de sal!
Veamos juntos cómo hacerlo.
¡Dile adiós a las rayas en el suelo! ¡Todo lo que necesitas es un puñado de este ingrediente natural!
Si, después de haber pasado el escopono a fondo, persisten rastros y halos, no volvemos a empezar a lavar, ¡es completamente inútil! El punto es que, con toda probabilidad, la fregona en sí está tan sucia que deja una marca de su paso.
Aunque lo enjuaguemos cada vez y nos aseguremos de haber eliminado la suciedad, no siempre es así, sino todo lo contrario. Debemos recordar que el polvo y el negro de las superficies, mezclados con agua y detergente, penetran entre las texturas del trapo y lo impregnan profundamente.
Al pasarlo por las superficies, no hacemos más que mover esa mezcla grisácea que permite la formación de halos.
Para limpiarlo en profundidad y desinfectarlo, use sal. Vierta 3 cucharadas en un balde lleno de agua caliente y derrita, revolviendo con la fregona. Luego déjalo en remojo durante al menos una hora. La acción purificadora de la sal aniquilará todas las bacterias. Una vez transcurrido el tiempo necesario, enjuágalo bien bajo el grifo para eliminar todo rastro de suciedad y cloruro sódico y déjalo secar al aire.
Estos pasos deben repetirse semanalmente, para asegurar un lavado perfecto.
También podemos utilizar la sal para eliminar el óxido, basta con diluirla en vinagre de vino blanco, o en los muebles, para eliminar las manchas, pero con el añadido de un poco de aceite de oliva para nutrirlas.
En definitiva, recordemos siempre que este regalo de la naturaleza asegura una higienización profunda de cualquier superficie. ¡No gastemos nuestro dinero innecesariamente en la compra de productos industriales caros, cuando basta con abrir la despensa para encontrar lo que es adecuado para nosotros y preservar los ahorros y el medio ambiente!