La flor de cera ( Hoya carnosa ) es una planta prodigiosa, cuyo nombre deriva del aspecto de sus flores, que parecen de cera o porcelana, sobre todo cuando aún no están completamente abiertas.

Dependiendo de la longitud de la planta, puede dejarse colgando o adaptarse a una planta trepadora, aunque en este último caso seguirá siendo necesario fijarla a un soporte.

Para que florezca, la flor de cera debe colocarse en una zona bien iluminada, pero no expuesta a la luz solar directa. Lo ideal es colocarla al aire libre, en un lugar protegido de la luz solar pero con mucha luz.

La flor de cera no resiste el frío intenso, por lo que si decide cultivarla en lugares fríos, deberá protegerla del viento y las heladas.

Sus hojas son ovaladas y de aspecto carnoso, indicio de las reservas de agua que es capaz de retener la planta. No obstante, es aconsejable regarla con frecuencia en verano para favorecer la floración.

En invierno es necesario reducir la frecuencia de los riegos, dejando que la superficie del suelo se seque entre riego y riego. Demasiada agua puede hacer que las hojas amarilleen.

La flor de cera puede alcanzar varios metros de altura, pero esto dependerá del tamaño de la maceta. Una maceta de 30 cm es suficiente para una planta de 3 ó 4 metros de altura. La planta empieza a florecer cuando las raíces están prietas.

Las principales causas de la caída de los botones florales son el calor excesivo (una temperatura media de 30 °C o superior), el movimiento de la planta, las corrientes de aire frío (como el aire acondicionado) y la falta de agua.

La planta no florecerá si hay falta de nutrientes, luz o humedad o si la maceta es demasiado grande.