Algunos hábitos son difíciles de perder. Por ejemplo, la cocción de la pasta: nuestras madres y abuelas siempre nos enseñaron a añadir un poco de sal al agua hirviendo. Y, de generación en generación, esta tradición se ha perpetuado sin entender muy bien por qué. Sin embargo, resulta que este paso, que creíamos esencial, resulta ser algo innecesario. Si se añade sal al final de la cocción, es puro desperdicio, porque no afectará al sabor de los espaguetis. Si, por el contrario, salas el agua de la pasta al principio de la cocción, el sabor será mejor. Y si hasta ahora pensabas que la sal aceleraba el proceso de ebullición, estabas equivocado. Dale la vuelta a la pregunta.

Como ocurre con la mayoría de los platos culinarios populares, a menudo seguimos ciegamente unas reglas establecidas. ¿Y si a veces cometemos errores sin darnos cuenta? Durante años nos han dicho que añadir unas pizcas de sal, un diente de ajo o unos pimientos secos al agua de cocción de la pasta marcará la diferencia en la preparación de nuestros espaguetis, tallarines, fettuccine y otros macarrones. Pero, ¿es realmente tan útil como nos hacen creer?

¿Salar el agua de cocción de la pasta es útil u opcional?

Sin duda, cuando preparamos unos buenos espaguetis italianos, todos tendemos a sazonar el agua de cocción. Sistemáticamente, añadimos especias, sobre todo sal, sin saber muy bien por qué. La creencia popular es fuerte: algunos están convencidos de que influye mucho en la temperatura del agua y que favorece una ebullición mucho más rápida.

Esto es verdadero y falso. En efecto, el agua salada estará más caliente que el agua dulce, pero el impacto en el tiempo de cocción es mínimo (unos segundos para un tiempo de cocción de referencia de 8 minutos) y, por otra parte, el agua salada tardará más en hervir que el agua dulce. Por lo tanto, el tiempo de ebullición es indiferente.

Y para colmo, la pasta no se adhiere bien a la sal que hemos añadido a la sartén. La razón es muy sencilla: probablemente no absorben suficiente agua para que el condimento merezca la pena. Como puedes ver, se añadan las especias que se añadan o incluso aceite de oliva, la pasta no se pega a nada y retiene menos agua de la que te imaginas. Por no hablar de que los gránulos de almidón no se disuelven completamente, por lo que el centro de la pasta permanece más intacto que la superficie.

Por último, en lo que se refiere a la cocina, las opiniones son bastante encontradas. Mientras algunos creen que un caldo de especias en agua tendrá poco o ningún efecto, otros cocineros opinan que el uso de la sal tiene algunas ventajas significativas. En particular, evita que nuestra pasta se vuelva demasiado pegajosa. No hay nada más desagradable que tener fideos de consistencia pastosa y difíciles de desprender en el plato. Es precisamente la sal la que tendría la capacidad de reducir el fenómeno de gelatinización del almidón.

¿Y qué hay del sabor? ¿Daría sabor la sal a nuestra pasta? Aparentemente sí. Aún así, es necesario echar la pizca de sal justo al principio de la cocción. Según los especialistas, el agua salada penetrará uniformemente en la pasta y le aportará ese toque de sabor que le falta. Pero cuidado, ten la mano muy ligera, porque si echas sal en la salsa, ¡corres el riesgo de tener un plato demasiado salado e incomible!

Cocinar la pasta: algunos errores comunes que hay que evitar

No respetar el tiempo de cocción fijado por el fabricante
Casi todos tendemos a cocer la pasta a ciegas. Y admitimos que siempre es aleatorio: a veces al dente, a veces demasiado cocida. Sin embargo, basta con unos segundos para comprobar el tiempo de cocción óptimo indicado en el envase. Para evitar sorpresas desagradables, le recomendamos encarecidamente que siga las instrucciones del fabricante. Tenga en cuenta que el tiempo de cocción debe medirse a partir del momento en que el agua empieza a hervir.

  • Utilizar poca agua o una olla inadecuada
    Para cocer espaguetis, utilice aproximadamente 1 litro de agua por cada 100 g de pasta. En otras palabras, la olla debe ser lo suficientemente grande para contenerlos y evitar que se peguen. Un recordatorio rápido: echa la pasta sólo cuando hierva.
  • Añadir aceite para que la pasta no se pegue
    Otra creencia popular: añadir un poco de aceite al agua de cocción para evitar que la pasta se pegue. También es una idea aceptada. El aceite se queda en la superficie y no se pega a la pasta. Dado que la sal ya desempeña esta función, como se ha indicado anteriormente, no es necesario desperdiciarla. Otro truco para evitar que los espaguetis se peguen: basta con remover la pasta de vez en cuando durante la cocción.

Aclarar la pasta con agua fría después de cocerla
Éste es sin duda uno de los errores más comunes. Sin embargo, es una mala costumbre enjuagar la pasta cocida con agua fría, porque puede perder su consistencia. Además, enseguida están más resbaladizas y la salsa se pega peor. No te compliques más la vida: después de cocer la pasta y escurrirla, viértela directamente en la salsa para que se seque bien.